La inclusión no es una Moda, ni un privilegio, es un derecho
Pedagoga de la Universidad Anáhuac México Norte, Diplomado en Inclusión de personas con discapacidad en la Universidad Anáhuac y Máster en Integración de personas con discapacidad. Calidad de vida, Universidad de Salamanca, España.
Mi deseo como persona con discapacidad, es que las personas con discapacidad dejemos de rogar algún día aspectos que tienen que ver con inclusión educativa y laboral y empecemos a preocuparnos por nuestro siguiente viaje, pasarla bien con nuestros amigos, nuestra boda, la visita al salón de belleza o la compra de nuestro departamento siendo la inclusión un tema solucionado y pasado de moda.
Lamentablemente en nuestros países, la realidad nos muestra a padres de familia haciendo acrobacias para encontrar una escuela que acepte alumnos con discapacidad y les ofrezca una educación de calidad y por otro lado vemos a los adultos con discapacidad que tienen hasta el título de Máster, rogando a las empresas por un empleo o en procesos de entrevistas interminables donde juegan con ellos tres o cuatro meses para luego notificarles por medio de un mensaje automático que no pueden contestar, que han sido rechazado para esa posición.
Definitivamente cuando los padres de familia de niños con discapacidad tienen que realizar todo un abanico de esfuerzos para que sus hijos sean aceptados en una escuela y el adulto con discapacidad vive rogando un empleo, estamos hablando de una sociedad no incluyente.
Esta situación se presenta en gran parte de América Latina, empresas que pasan años publicando sus múltiples diplomas en el tema de inclusión laboral, pueden hasta construir rampas y elevadores, pero nunca concluyen con éxito el proceso de contratación de candidatos con discapacidad, justificando que los beneficios fiscales son poco motivantes para la Empresa y que lo candidatos no cuentan con las habilidades mínimas para ser dignos de ser contratados en sus entidades.
Mientras tanto… a las personas con discapacidad se les pasa la vida esperando el resultado de su última entrevista, como si este evento hubiera sido solo un espejismo en el desierto.
Como consecuencia la vida de las personas con discapacidad, empiezan a estancarse en un círculo vicioso, al no encontrar trabajo, no tienen recursos económicos propios, no se pueden casar, comprar una casa y terminan siendo una carga primero para sus padres adultos mayores y luego para el resto de su familia.
Las personas con discapacidad ante esta situación viven buscando cursos de capacitación, pensando que en definitiva no son dignas de trabajar con “sus reales majestades, las empresas”.
Pero ¿Por qué sufrir tanto por conseguir empleo, si la vida es corta?, según Russell (1977), “El empleo desde una perspectiva holística de las necesidades del individuo debe entenderse como un medio para la integración social. El empleo para las personas con discapacidad es igual que para cualquier otro individuo: un lugar donde las capacidades y habilidades son de importancia primordial” y desde épocas de Adán y Eva, Dios nos advirtió que nos ganaríamos el pan con el sudor de nuestra frente (Génesis 3:19), es decir desde hace 120,000 años el trabajo ya no es algo opcional, no es una afición es un requisito, una obligación para la supervivencia de cualquier ser humano y una forma donde la persona encuentra dignidad.
Además de ser una obligación para poder subsistir, el trabajo es un factor clave para que el individuo alcance las dimensiones que constituyen su calidad de vida como: bienestar emocional, material, desarrollo personal, autodeterminación e inclusión social (Modelo de Calidad de vida de Robert I Schalock y Miguel Ángel Verdugo, 2007).
Pero ¿Por qué las empresas construyen elevadores, rampas y pueden tener a una persona con discapacidad esperando meses a ser contratada para luego decirle: lo sentimos no fuiste seleccionado?
A nadie, ni a las propias personas con discapacidad nos gusta convivir o trabajar con individuos que son diferentes a nosotros. A pesar de que muchas empresas saben que recibirán beneficios fiscales al contratar personal con discapacidad, están conscientes que van a tener que realizar diversas modificaciones en muchos mecanismos de su estructura de trabajo, estos mecanismos son ladrillos muy pesados de mover y lo más fácil es dejar que continúen donde están.
Algunos de estos mecanismos a implementar son:
- Inversión durante algunos meses de acompañamiento, seguimiento y supervisión del nuevo colaborador con discapacidad.
- Diseño de apoyos para que el colaborador con discapacidad alcance el nivel de funcionamiento requerido por la empresa.
- Adaptación y apoyos en el conocimiento de los mecanismos de la empresa para que el colaborador pueda llevarlos a cabo.
Muchas compañías al ver esto han dicho: – ¡Esto no es una guardería!
Mientras esta mentalidad siga en nuestros países las personas con discapacidad se apoyarán en gobiernos asistencialistas, que no motivan a la contratación de talento con discapacidad, pero reparten pensiones miserables entre personas con discapacidad sin empleo.
Gobierno y sector empresarial se tienen que unir haciendo un compromiso medible y revisable por medio de objetivos, el gobierno tiene que incentivar, promover y vigilar que las empresas aumenten la contratación de personas con discapacidad y a cambio fomentar verdaderos beneficios fiscales que realmente la empresa valore como estrategia de negocio.
Logrando lo anterior estaremos apuntando a ser una sociedad más justa, equitativa, tolerante y responsable.
A diferencia de una Guardería, se trata de contar en tu equipo con personas llenas de talentos, generando nuevos proyectos e ideas desde otra perspectiva de vida, integrantes resilientes, capaces y perseverantes.
Ileana Hieber Hernández
Instagram: @ileana_hieber
Idioma: Español
